Alianza cayó 1-0 ante Melgar en Arequipa y sigue comprometido con el descenso


En La Victoria se han vuelto especialistas en destapar, pero no en destaparse. Alianza sumó su tercer partido consecutivo sin ganar pese al anuncio socarrón de Richard Páez tras la encubierta juerga de entre semana:“Han celebrado el hecho que van a sacar resultados”. Ante el inminente fracaso, la “parrilla” del miércoles organizada para celebrar anticipadamente, parece que en realidad sirvió para ahogar las penas. El equipo del “Doctor” no tiene sus cinco sentidos bien puestos, ha perdido la orientación, el rumbo; parece mareado ante su inusual contexto. Ya no hay Libertadores para ilusionarse. El título dijo adiós hace mucho. Los mismos dirigentes han desistido de la persecución tras decirle adiós también a la Copa Sudamericana. ¿Por qué lucha Alianza hasta fin de año? Esquivar la baja con un plantel que debería pelear para ser campeón. La resaca de las repercusiones mediáticas de la reunión de confraternidad del miércoles, terminó mermando en el rendimiento de un equipo por demás mermado en las últimas semanas. Después de un inicio muy esquematizado, en el que los íntimos apostaban por tener en Montaño y Sánchez a sus aseguradores del balón, a Melgar le bastó ser preciso en una sola jugada nacida de una pelota detenida para dejar fuera de combate a Alianza. A los 20’ del primer tiempo, un tiro libre de Soto partió largo, casi tan largo como para sobrar a Jeickson Reyes, que no sólo midió mal la altura del balón, sino que liberó de su marca a Rivelino Carassa. Sin estorbo, con el factor sorpresa, el zaguero rojinegro se elevó lo suficiente para sombrear de cabeza a Libman. Desde ese instante, Melgar amoldó el juego al ritmo de sus necesidades, hasta el fin del primer tiempo. Lo más cerca que estuvo Alianza de llegar a Rodríguez fue una chalaca de Florentín, cuando se acaba la primera parte. Los demás intentos sólo sirvieron para que el “Sapito” Pereyra se erigiera como la figura del partido. Con el desgaste por la altura, Páez optó por enviar a La Rosa y prescindir de “Arrocito” Sánchez, casi tan intrascendente como Montaño. La cancha terminaría por inclinarse con el ingreso de Gonzales Vigil. Sin embargo, los blanquiazules jamás consiguieron crear una situación indiscutiblemente de gol. Sería en cambio el “Dominó” el que pudo extender la cuenta, sino fuera porque ese remate de Gary Correa a los 5’ del complemento no hubiera impactado en la base del poste izquierdo de Libman, después de una magistral acción individual. La modificación de Fernández por Montaño sintetizaba la escasez de inventiva en Alianza. ¿Hay razones para celebrar en La Victoria, como dice Richard Páez? La cercanía del fracaso no es algo que amerite un brindis.

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